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Contratación pública corrupta y sin competencia

 | La República
José Miguel de la Calle (socio del dpto. Administrativo Colombia)

Pasan los años y nada pasa frente a la corrupción que agobia al país y a buena parte de este mundo. La Cumbre Anticorrupción de Jefes de Estado -recientemente celebrada en Londres- no dejó sino iniciativas inútiles, que solo sirven para publicar nuevos reportes sofisticados.

Nuestro país está muy lejos de encontrar un camino cierto de solución a este gigantesco problema, por la absoluta inutilidad del sistema de justicia y porque la supuesta firmeza el gobierno para enfrentar el flagelo apenas toca la capa más superficial e la gran masa de barro que estamos pisando.

Cuando estuve al mando de la Superintendencia de la Industria y Comercio tuve la oportunidad de liderar varias investigaciones por colusión en licitaciones públicas que terminaron en serias sanciones; apenas un pequeño pellizco frente a la magnitud de la corrupción en la contratación que pasa agachada frente a la mirada perdida de las autoridades.

En esa labor aprendí que la teoría matemática de juegos es utilizada por los licitantes coludidos para manipular el resultado de las licitaciones, maximizando las probabilidades de triunfo de uno de los licitantes, como consecuencia de la oferta artificial del aliado corrupto que se presenta al proceso para distorsionar la fórmula de calificación, a sabiendas de que va a perder, para luego repartirse el contrato de forma secreta.

Recientemente, la Sociedad Colombiana de Ingenieros publicó un valioso estudio sobre la contratación pública en los departamentos y municipios del país (www.sci.org.co), que pone en evidencia la gravedad del problema de la colusión y de la falta de competencia de la mayoría de los contratos. EI estudio hace una exhaustiva revisión de los contratos celebrados por todos los municipios del país y clasifica bajo color rojo los procesos contractuales que se hicieron con menos de 3 proponentes, en amarillo aquellos con más de 3 y menos de 10, y en verde los que superan 10 proponentes.

EI resultado es desolador: más de 90% de los contratos celebrados en todas las regiones del país (cuyo valor superó los $5 billones en 2014) quedaron en el segmento rojo porque en su mayoría se dieron en procesos con un solo proponente y, en todo caso, con un promedio inferior a 2 proponentes. Los únicos departamentos con un promedio de proponentes superior a 10 fueron Antioquía, Caldas, Nariño y Risaralda.

EI estudio es bastante aterrador no solo porque demuestra la ausencia de competencia en el mercado de contratos públicos del país, sino además porque la teoría de juegos enseña que cuando el número de proponentes es inferior a 3, se aumenta radicalmente la capacidad de manipular una licitación, con probabilidades por encima del 90%, sobre todo cuando se conoce de antemano el presupuesto de la entidad y el método de evaluación (media aritmética, media alta, media baja o precio mínimo).

Empieza uno a entender que toda la estructura de contratación pública regional es una gran pantomima que sirve para darle apariencia de concurso competido a los procesos de adjudicación de contratos que en realidad ya tienen dueño, todo con el patrocinio del sistema político nuestro, el cual permite que los contratistas de cada región financiera las campañas de los alcaldes y gobernadores.