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La inversión extranjera en China: elementos para la confianza

China - 
Manuel Torres, socio de Garrigues, responsable de la oficina de Shanghái

China se ha convertido en un destino cada vez más atractivo para la inversión extranjera directa (IED). Con un crecimiento económico sólido, un entorno empresarial mejorado y un mercado interno enorme, el país ofrece una serie de oportunidades para las empresas extranjeras. Sin embargo, también hay algunos desafíos para la IED en China, como la persistente burocracia en algunas provincias, el diferente sistema jurídico al que deben enfrentarse los nuevos inversores y la propia existencia de un mercado en el cual ya están presentes desde hace años los principales operadores mundiales. Las empresas extranjeras que estén considerando invertir en China deben ser conscientes de estos desafíos y tomar medidas para mitigarlos.

Según datos del Banco Mundial referidos a 2021, China fue el segundo país receptor de IED, con un total de 173.484 millones de dólares. Por su parte, aunque la inversión española directa en el extranjero a 31 de diciembre 2022 fue de 548.283 millones de euros, según el informe DataInvex publicado por el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, la cifra de inversión de empresas españolas en China en 2023 apenas alcanzó los 91 millones de euros, centrados en los sectores farmacéuticos y financiero. Estas cifras suponen un auténtico reto y sólo pueden mejorar, teniendo en cuenta que China es el cuarto socio comercial de España y el segundo proveedor de bienes y que más de 14.500 empresas españolas realizaron operaciones comerciales con China el pasado año, según datos del ICEX.

Según los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas de China (ONE), el PIB subió un 5,3% interanual en el primer trimestre del 2024 y un 4,7% en el segundo trimestre, reflejando una ralentización del crecimiento esperado del 5,1% para ese segundo trimestre.

Estos datos arrojan un “mix feeling” para el inversor pues, por una parte, la producción industrial ha crecido al 5,9% interanual, y eso a pesar de la debilidad de la demanda global y con cierto riesgo de sobreproducción y reducción de precios, pero, por otro lado, la inversión ha bajado, pasando en términos interanuales del 4,5% al 3,9% en el segundo trimestre.

No obstante, con este panorama los expertos auguran que el crecimiento económico recuperará su impulso y se cumplirán las expectativas económicas de crecimiento previstas para este año, pues confían por un lado en las medidas de estímulo fiscal anunciadas, que entienden mejorarán la confianza de los consumidores e impulsarán la recuperación de ventas minoristas, y, por otro lado, en seguir apostando por la fortaleza de las exportaciones, que crecieron un 8,6% interanual en junio.

El consumo minorista sigue reflejando cierta atonía conforme a los principales analistas económicos y no acaba de despegar. En este sentido vale la pena recordar, como dato ilustrativo, que en la composición del PIB de Estados Unidos el consumo representa el 71%, frente tan solo al 34% en China. Otras economías como Francia o Alemania están en torno al 58%, por lo que el margen de recorrido aun es muy alto.

Otro dato interesante es que el nivel de ahorro en China ha alcanzado unos máximos del 35% y que tiene diversas causas, tales como la situación pos-COVID, la crisis inmobiliaria o la incertidumbre de la inversión hacia otros sectores.

La Tercera Sesión Plenaria del XX Comité del Comité Central del Partido Comunista de China celebrado en Beijing el pasado julio aprobó una mayor profundización integral de las reformas y la promoción de la modernización al estilo chino, resaltando en palabras del presidente que para el 2035 “habremos terminado de construir una economía socialista de mercado de alto nivel en todos los aspectos”. Y, según los expertos, para crear esa economía es necesario aprovechar mejor el papel del mercado, a los efectos de eliminar restricciones, garantizando una regulación eficaz. El comunicado oficial de la Tercera Sesión sugiere que China va a seguir apostando por la industria manufacturera y las exportaciones para impulsar su economía y, al mismo tiempo, concentrar esfuerzos para dinamizar la demanda interna.

En esta línea, cabe destacar que una de las principales herramientas jurídicas con las que cuenta un inversor extranjero es la Foreign Investment Law, que supuso la derogación de todo el cuerpo normativo que desde principios de la década de los 90 regulaba los vehículos de inversión y que distinguía a los inversores extranjeros en las diferentes entidades como las famosas wofe (whole owned foreign entity) para describir las sociedades participadas al 100% por extranjeros, las sino-foreign joint venture y las sino-foreign contractual joint venture cuando era obligatorio contar un socio nacional chino.

Todo ello fue derogado y ahora todas las sociedades mercantiles, independientemente de la nacionalidad de los inversores, se rigen por la Ley de Sociedades China suponiendo un auténtico hito en la regulación y protección de la inversión extranjera.

Por último, el Consejo de Estado ha lanzado el primer semestre de este 2024 el mayor y más ambicioso plan de acción de los últimos años para la promoción de la apertura económica y para atraer más inversión extranjera. Este plan de acción contiene 24 acciones agrupadas en cinco decisiones que se centran en expandir el acceso al mercado e incrementar la liberalización de la inversión extranjera, por ejemplo, reduciendo la lista negativa de sectores prohibidos o restringidos al inversor extranjero, con el incremento de políticas de apoyo y estímulo para atraer más inversión extranjera, a través del aumento de sectores estimulados como el manufacturero de alta calidad y nuevas tecnologías y la conservación y protección medioambiental. Igualmente, se han adoptado acciones para incrementar la justa competencia a través, por ejemplo, de la contratación sin distinción de las empresas nacionales chinas, facilitando el flujo de elementos de innovación y promoviendo la cooperación en innovación, o permitiendo la trasferencia de international data entre filiales y casa central a través de procedimientos estandarizados, así como con la mejora de la política de visados que permite a los españoles disfrutar del estatus de “visa free”. Y, como prueba de su apertura, se ha declarado la necesidad de mejorar la regulación doméstica para alcanzar y alinearse con los estándares internacionales en materia de comercio internacional tanto en el ámbito de la propiedad intelectual como en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio.

Los próximos eventos que se están celebrando ahora en Beijing y Shanghái en el contexto del IX Foro España - China y el encuentro empresarial respectivamente serán una muy buena oportunidad para que las empresas españolas puedan conocer “pisando el terreno” el potencial real de invertir en China.

Seguridad jurídica, apertura de nuevos sectores, transparencia y predictibilidad en las decisiones son rasgos a destacar en una economía que no ha dicho aun su última palabra y que, pese a todos los retos que tiene por delante, y frente a las tensiones geopolíticas actuales, se ofrece ante al inversor extranjero como un marco de inversión como nunca ha existido. Depende de nuestros empresarios que decidan aprovecharlo.