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La fiscalidad del siglo XXI según Thomas Piketty

 | Blog SIGA. Espacio Tributario
Francisco Veiga Calvo

No sé si ustedes habrán estado siguiendo desde hace unos días el revuelo que está causando en los foros económicos el libro que el economista francés Thomas Piketty ha publicado recientemente bajo el título El Capital en el Siglo XXI. Siguiendo el camino de los recientes estudios sobre la desigualdad económica como el que ha publicado Intermon Oxfam, la obra profundiza en las causas por las que se amplían cada vez más las diferencias entre pobres y ricos y aumenta la acumulación de riqueza en un porcentaje reducidísimo de la población mundial.

 

De forma resumida las tesis de Piketty, que justifica basándose en abundantes datos económicos, pueden enunciarse a través de dos leyes fundamentales del capitalismo que formula en su libro y que trataré de exponer de forma resumida e inteligible (eso espero) en las siguientes líneas:

En primer lugar, la que él denomina "segunda ley del capitalismo", y que yo explico en primer lugar por hacer más comprensible las líneas que siguen, basada en la relación entre la tasa de retorno del capital y la tasa de crecimiento económico, sobre la que indica que, salvo periodos excepcionales de nuestra historia económica reciente, la tasa de rendimiento del capital es superior a la tasa de crecimiento de la economía. De modo que el modelo de capitalismo que vivimos actualmente privilegia las rentas de capital sobre otras fuentes de renta.

La otra ley fundamental del capitalismo establece que el rendimiento que corresponde al capital es el resultado del producto de la tasa de rendimiento medio del capital y la relación entre capital y renta. Si, como hemos señalado en el párrafo anterior, las tasas de crecimiento de capital son generalmente superiores a las del crecimiento de la economía, el resultado es que el capital se va a incrementar en una mayor proporción que el resto de los factores que intervienen en el crecimiento económico (entre ellos el factor trabajo). Consecuentemente para Piketty la primera ley fundamental del capitalismo determina un rendimiento del capital cada vez mayor dado que la tasa de retorno de capital, superior a la tasa de crecimiento de la economía, se aplica sobre una fracción entre capital y renta cuyo resultado tiende a incrementarse al registrar el capital mayores aumentos que la renta.

Para Piketty la consecuencia de la aplicación de estas dos leyes fundamentales del capitalismo es una creciente desigualdad que podría poner en peligro el modelo económico actual.

Muchos han sido los economistas que han entrado a considerar la interpretación de los datos que ofrece Piketty dando lugar a interesantes aportaciones de la teoría económica, como la que deduce el economista Juan Ramón Rallo que se sirve de los datos que ofrece El Capital en el Siglo XXI para concluir que la ley de tendencia decreciente de la tasa de ganancia del capital enunciada por Carl Marx y que supondría el derrumbe del capitalismo, se ha venido abajo puesto que las series históricas de datos empleados por Piketty indican claramente que los rendimientos no son decrecientes. Pero no es ahí donde quiero quedarme sino en las soluciones que propone Piketty para reducir la creciente desigualdad que implican las leyes fundamentales del capitalismo que he resumido anteriormente a duras penas.

Dado que la desigualdad se apoya en la diferencia entre la tasa de retorno de capital y la tasa de crecimiento de la economía, Piketty propone grabar las rentas de capital de forma que su rendimiento se iguale a la tasa de rendimiento de la economía, para lo cual sugiere la aplicación de un tasa impositiva del 80% para las rentas superiores al millón de euros y adicionalmente un impuesto progresivo al patrimonio neto del 1 por 100 para patrimonios cuyo valor se sitúe entre 1 millón y 5 millones de euros, del 2 por 100 para patrimonios superiores a cinco millones de euros y una tasa sobre el patrimonio entre el 10 y el 20 por 100 para aquellos superiores a mil millones de euros. No es difícil entender que Thomas Piketty haya sido asesor del Ministerio de Finanzas francés responsable de la entrada en vigor próximamente de una tasa del 75 por 100 sobre las rentas obtenidas por personas físicas superiores al millón de euros, denominada contribución excepcional de solidaridad, y cuyas consecuencias seguramente nos sonarán por el cambio de residencia y la obtención de la nacionalidad rusa por el actor galo Depardieu. Me parece igualmente interesante mencionar que puede consultarse en la red un paper work de este mismo autor en el que sugiere que en términos de equidad y eficiencia impositiva, la tasa óptima de gravamen de las herencias en Francia y Estados Unidos podría ser del orden del 50 al 60 por 100 o incluso superior para caudales hereditarios de superricos.

Lo cierto es que son muchos los asuntos que sugieren las soluciones que Piketty propone para combatir las desigualdades que produce el capitalismo. En primer lugar, está la cuestión referida a la eficiencia impositiva, dado que, siguiendo un principio de acción reacción, es esperable que una buena parte de los contribuyentes tomen decisiones dirigidas a evitar semejante grado de imposición especialmente sobre su patrimonio. Recordemos que la evasión fiscal fue uno de los motivos, entre otros, que llevaron al Estado sueco a derogar en 2007 un impuesto de naturaleza similar. En relación con esta materia considero que son necesarios avances sustanciales que superen las graves carencias de la tesis propuesta por Laffer en la curva que lleva su nombre y que trata de buscar la máxima eficiencia entre la tasa impositiva y el volumen de recaudación, de forma que no siempre un tipo más elevado implicará una mayor cuantía recaudada.

Probablemente una de las mayores dificultades que ofrece la cuestión relativa a la eficiencia impositiva tiene mucho que ver con las limitaciones que imponen las ciencias sociales para generar escenarios de causa-efecto en las que todas las variables permanecen constantes menos la que es objeto de estudio. No obstante las decisiones de política presupuestaria nos ofrecen ocasiones que deberían ser objeto de atención más detenida. A título de ejemplo, se me ocurre que una de estas podría ser la provocada por el gravamen que recae sobre los premios de las loterías, donde se dan circunstancias peculiares que deberían de aprovecharse para avanzar en este terreno, como por ejemplo, el hecho de que el peso muerto que el gravamen supone, traducido en este caso en una menor recaudación por parte del organismo público Loterías y Apuestas del Estado, sea más fácilmente medible que en otros casos, considerando que la curva de la demanda del mercado de boletos de lotería es muy elástica.

Me gustaría creer que nuestros gobernantes están aprovechando las oportunidades que nos ofrecen las decisiones de política económica que se han tomado en el pasado para incrementar la eficiencia impositiva. Porque otra de las cuestiones que nos propone las tesis de Piketty es de qué manera el Estado puede redistribuir más eficientemente el impuesto recaudado a las grandes fortunas al influir y condicionar este impuesto necesariamente en sus decisiones de inversión. Teniendo en cuenta la efectividad de las medidas de gasto público tomadas en el pasado por nuestros gobernantes creo que nos quedaría mucho camino que recorrer en este sentido.

Por último, es preciso señalar que Piketty advierte precisamente de que un gravamen tan elevado de las rentas altas debe de acompañarse de medidas dirigidas a luchar contra la evasión fiscal para lo cual propone la eliminación de los paraísos fiscales en la medida en que estos contribuyan a la falta de información sobre las rentas y patrimonio de los individuos localizado fuera de las fronteras nacionales. En relación con este aspecto, me gustaría llamar la atención acerca de la Declaración sobre el intercambio automático de información en materia fiscal suscrita el 6 de mayo en París (no parece casual que sea en esta ciudad donde se firma esta Declaración) por la que 47 Estados y Jurisdicciones se han comprometido a implementar un sistema de intercambio automático de información para el año 2015. Me pregunto hasta qué punto la adhesión por parte de un determinado Estado a un sistema de intercambio automático de información tributaria supondrá en un futuro próximo la consideración o no del mismo como paraíso fiscal o al menos como una jurisdicción no cooperativa.

Me parece altamente interesante comprobar en qué medida la fiscalidad que se atisba en el horizonte se va a ver influida por el modelo impositivo que Piketty ha desarrollado en su libro. Estemos atentos.