Las cooperativas en tiempos de crisis
El pasado 8 de febrero el Consejo de Ministros acordó la remisión a las Cortes Generales del Proyecto de Ley de fomento de la integración cooperativa, cuyo objetivo final es crear entidades agroalimentarias más potentes, de carácter supraautonómico y dotadas de una estructura empresarial que incremente su eficacia y rentabilidad.
Esta reforma viene motivada por el hecho de que el sector agrícola en España está formado por más de 4.000 cooperativas agroalimentarias con una facturación media muy baja, que se traduce en una escasa capacidad negociadora frente al resto de operadores de la cadena alimentaria y en dificultades para afrontar procesos de modernización e internacionalización.
Por ello, las cooperativas agrarias han considerado que esta iniciativa legislativa es un “hito histórico” y supone un “espaldarazo” al papel de las cooperativas en el sector agroalimentario.
TRADICIÓN Y EJEMPLO COOPERATIVO EN NAVARRA
La reforma podrá tener un especial impacto en Navarra, donde las manifestaciones de esta realidad cooperativa han sido ricas y variadas desde las épocas más remotas, con especial desarrollo del sector agrario, que posteriormente y de manera progresiva dio lugar a la aparición de otras formas cooperativas, como las de vivienda, trabajo asociado, consumo, servicios o enseñanza, entre otras.
La Ley de Amejoramiento del Fuero reconoce a Navarra competencia exclusiva en materia de cooperativas, y dio lugar en el año 1989 a la primera Ley Foral de cooperativas que sirvió de marco legal para el desarrollo del movimiento cooperativo navarro. Dicha ley, posteriormente actualizada por la ley aprobada en 1996 y después en 2006 por la vigente ley de cooperativas, ha sido un claro referente para la regulación jurídica de las sociedades cooperativas en muchas otras comunidades autónomas, especialmente en lo que respecta a las cooperativas agrarias y ha sido capaz de satisfacer en gran medida sus expectativas y necesidades.
LAS COOPERATIVAS, UNA FÓRMULA EN AUGE EN TIEMPOS DE CRISIS
Además, en el escenario actual de crisis, las cooperativas son una figura que tiene un especial interés. Los datos demuestran que las cooperativas se han consolidado como una de las fórmulas preferentes, ya que en todos los sectores y regiones están demostrando ser relativamente más resistentes a las variaciones de los mercados que otro tipo de empresas y crean y mantienen más empleo.
Cabe mencionar cómo las cooperativas financieras siguen siendo más sólidas económicamente que las entidades financieras de capital, las cooperativas de consumidores registran un incremento de la facturación y las cooperativas de trabajadores se multiplican.
Así, por ejemplo, algunos de los bancos más grandes del mundo, incluyendo Credit Agricole, en Francia o el DG Bank o Rabobank en Alemania, son cooperativas y hasta el momento, y aun cuando la crisis ha obligado a masivas nacionalizaciones de entidades financieras, según señala el Comité Económico Social Europeo “ningún banco cooperativo ha entrado en concurso de acreedores”.
En Navarra, desde finales de 2007, son numerosos los ejemplos de empresas en las que los trabajadores han decidido coger las riendas de su futuro y reconvertir las empresas en situación de dificultades económicas o concursadas, en cooperativas de trabajo asociado para continuar con su actividad productiva y mantener sus puestos de trabajo. De hecho existen importantes ayudas en forma de subvenciones públicas y de asistencia técnica que facilitan estos procesos.
El proceso de trasformación de una empresa mercantil en cooperativa, como indica la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (COCETA) es un proceso difícil y complejo, pero ilusionante y sobre todo posible, siempre que se cuente con un asesoramiento especializado para asegurar su éxito.
LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA COMO ALTERNATIVA A LA CRISIS INMOBILIARIA
Por último, podemos detenernos en las cooperativas de vivienda, que como parte del sector inmobiliario se han visto duramente castigadas por la crisis económica. Además, las malas prácticas de muchas promotoras y gestoras implicadas en proyectos cooperativos dieron lugar a una desconfianza en el mercado y en la banca que incrementó las dificultades, ya de por sí existentes, de acceso a la financiación, lo que acentuó su particular crisis.
Sin embargo, recientemente estamos asistiendo a una depuración de este sector y las cooperativas de vivienda están recuperando su prestigio. La banca está volviendo a prestarles financiación, ya que la implicación de los cooperativistas en el proyecto desde el inicio es un incentivo que hace que las cooperativas de vivienda sean proyectos más atractivos que la promoción inmobiliaria directa.
Por ello, a pesar de las numerosas dificultades, actualmente hay proyectos cooperativos de viviendas de gran envergadura que están saliendo adelante y las cifras demuestran que un alto porcentaje de las promociones contempladas se desarrollarán bajo el régimen de cooperativa. En estos casos, el apoyo financiero se consigue gracias a varios factores: sin duda, la localización del suelo resulta clave, la promotora y la gestora han de ser solventes, el perfil del cooperativista debe ser aprobado por la entidad financiera y la cooperativa encontrarse casi completa, con prácticamente todas las viviendas asignadas, desde el inicio del proyecto.
Pero las cooperativas de vivienda no son solo una alternativa para las promotoras y gestoras inmobiliarias, también son una buena opción para las empresas ajenas al sector inmobiliario que han visto entrar en el activo de su balance terrenos y promociones en curso inacabadas. Ante las dificultades derivadas de la actual situación del mercado para proceder a la venta directa de los suelos a sociedades promotoras que puedan desarrollarlos, la figura de la cooperativa de vivienda puede propiciar el desarrollo de dichos inmuebles, desvinculándose estas empresas titulares de inmuebles de la actividad promotora desde el inicio del proyecto.