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¿Más impuestos?

 | Diario Sur de Málaga

Este martes el Gobierno andaluz anunció una nueva subida de diversos tramos autonómicos del IRPF para 2013, a añadir a la subida de 2011 y a la del tramo estatal aprobada por el Gobierno español el pasado 30 de diciembre, que situarán el tipo marginal en el 56 por ciento.

 

Asimismo, se anunció una nueva subida de la tarifa del Impuesto sobre el Patrimonio, del Impuesto sobre las ventas minoristas de hidrocarburos y del tipo de AJD hasta el 1,5%.

En lo que respecta fundamentalmente a las grandes empresas, el pasado 30 de marzo y, como consecuencia de la situación por la que atraviesa la economía española, como la propia exposición de motivos del Real Decreto 12/2012 comenta, se introdujeron diversas medidas tributarias con el objetivo de reducir el déficit público. En concreto, y para los ejercicios 2012 y 2013, se limita la deducción del fondo de comercio, se reduce el límite de deducciones aplicables y se establece un importe mínimo para los pagos fraccionados en función del resultado contable. Asimismo, se introducen como medidas permanentes una importante limitación a la deducción de los gastos financieros y la eliminación del régimen de la libertad de amortización.

Tras esta batería de subidas de impuestos el ejecutivo debió pensar que nos encontrábamos en el punto más alto de la curva de laffer o, lo que es lo mismo, que no había más margen para subir impuestos sin que cayese la recaudación. Ante esta coyuntura, y antes de subir otros impuestos, el ejecutivo decidió asumir el riesgo de intentar incrementar la recaudación promoviendo temporalmente la afloración de patrimonios ocultos. El peaje se ha fijado en el 10 por cien del valor de adquisición de los bienes o derechos regularizados excluyéndose la posibilidad de imposición de sanciones, intereses o recargos.

Sin embargo y mucho antes de poder comprobar el impacto de las medidas tomadas, el ministro de economía y competitividad nos acaba de anunciar para el año que viene una previsible subida en la imposición al consumo, posiblemente del IVA y de los impuestos especiales que gravan el tabaco, el alcohol y la gasolina.

Ante esta situación, lo mínimo que debemos exigir los ciudadanos es que la presión fiscal no llegue a ese punto de la curva de laffer, en el que además de ahogar la poca actividad económica que queda, ni siquiera sirva para incrementar la recaudación y reducir el déficit.