Netflix, una revolución para el mercado del entretenimiento sin disrupciones regulatorias
Netflix empezó en 1997 como un pequeño proveedor de servicios de alquiler de DVD y así se mantuvo por algunos años, hasta que se transformó en una plataforma de acceso a contenido audiovisual en streaming (descarga continua de multimedia). Actualmente, la compañía se ha convertido en el único proveedor de televisión con alcance global, como lo explica una reciente edición de The Economist (The tech giant everybody is watching, junio 30, 2018). Lo más interesante es que todo esto se ha hecho sin mayores disrupciones regulatorias.
Para la publicación, la clave del éxito de este gigante universal en el ámbito audiovisual –por encima de los estudios de Hollywood e incluso de Facebook, Google o Amazon– se compone de, al menos, cuatro factores:
En primer lugar, su capacidad para producir contenidos es mucho mayor que la de cualquiera de sus competidores. En el año que cursa, Netflix lanzará al público más de 700 shows exclusivos y más de 80 películas de estreno, mientras que Warner Brothers, el estudio más grande de Hollywood, apenas superará las 20 películas.
En segundo lugar, sus extraordinarias inversiones en tecnología le han permitido construir más de 2.000 perfiles diferentes de preferencias de consumo, lo que abre la posibilidad a ofertas personalizadas, que se acomodan a todos los gustos en el planeta y que llegan incluso a nichos de especialistas.
Tercero, a diferencia de las redes sociales típicas, Netflix se ha mantenido al margen del negocio de las noticias, pues su modelo se limita a la entrega de entretenimiento audiovisual a cambio de un pago mensual, lo que lo aleja de los problemas de las fake news y los escándalos de manipulación electoral. Además, su modelo de negocio no se sustenta en la venta de la información personal de los usuarios, lo que le atenúa las cargas regulatorias y las presiones políticas asociadas al cumplimiento de normas de protección de datos.
Por último, se reconoce como un magnífico acierto su enfoque internacional, que le ha servido no solo para aumentar sus ganancias sino, además, para facilitar las relaciones políticas con los diferentes países en los que hace presencia. Fuera de Estados Unidos, el crecimiento anual de suscriptores es superior al 48% y se producen series de televisión en más de 20 países.
Hoy en día, Netflix cuenta con más 125 millones de suscriptores y destina más de 20 billones de dólares anuales a la generación de contenidos. Su valor de mercado es superior a los 170 billones de dólares y a le corresponde más del 20% del total de descargas de vídeo en el mundo.
La llegada de Netflix cambió por completo la industria de la televisión y de la generación y distribución de contenidos audiovisuales. Incluso, se puede decir que su accionar ha provocado cambios profundos en todo el negocio del entretenimiento. Por ello, para enfrentar de mejor manera las nuevas exigencias de los consumidores, AT&T se ha visto obligado a juntarse con Time Warner y Comcast, el mayor proveedor de banda ancha en el mundo, ha hecho lo propio con 21st Century Fox.
Amazon, Instagram, Youtube, Apple y Facebook están modificando su modelo de negocio para darle cabida a mayores esfuerzos en materia de desarrollo de contenidos, todo con una idea central en la cabeza: competirle a Netflix. La llegada de este gigante ha generado un nerviosismo sin precedentes a nivel mundial en toda la industria que ha provocado la revisión radical de los planes de negocio a corto y mediano plazo de muchas compañías, lo cual se exacerba por el hecho de que hoy los consumidores mas jóvenes (menos de 24 años) ha disminuido el consumo de televisión paga tradicional en un 50%, como señala el mismo reporte de The Economist.
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