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Así ha sido la COP 28 desde una perspectiva europea

España - 

Finalizada la Cumbre del Clima, analizamos los acuerdos alcanzados y los retos que los objetivos fijados plantean a nivel europeo, en una nueva edición de 'Los diálogos de Garrigues Sostenible'.

La 28ª Conferencia para el Cambio Climático de la ONU (COP 28), celebrada en Dubái, se consideraba crucial para acelerar la transición energética y reducir las emisiones. Entre los objetivos alcanzados en esta cumbre están  triplicar la capacidad de energías renovables y duplicar la ambición en eficiencia energética para 2030, una meta en la que la Unión Europea tendrá mucho que decir. La COP 28 ha abordado también la financiación multilateral de la acción climática y ha tratado de situar en el centro de ésta la naturaleza y las personas.

De todo ello, pero con un especial foco en los asuntos energéticos con una perspectiva europea, han dialogado Cristina Lobillo, directora de Política Energética de la Comisión Europea, y Luis Cabrera, director de ESG de G-advisory, en una nueva edición de Los diálogos de Garrigues Sostenible, moderada por Gonzalo Valencia, socio de Mercantil y Fusiones y Adquisiciones de Garrigues, especialista en energía.

Cristina Lobillo comenzó aclarando que “las COP hay que mirarlas siempre con perspectiva, en relación con las anteriores y recordando de dónde venimos; de lo contrario, si se observan con una mirada más ambiciosa, todas estas cumbres parecerían un fracaso. Desde la UE miramos esta COP 28 con una visión positiva. Es cierto que no se ha conseguido el objetivo de establecer una hoja de ruta para eliminar los residuos fósiles, pero sí se ha logrado alcanzar un compromiso para avanzar en su eliminación y la transición energética”. Recordó que el Acuerdo de París de la COP 21 marcó un compromiso mundial sin precedentes. En este sentido, aunque “la evaluación general de la COP 28 no es quizás la más ambiciosa, sí que es un paso significativo en el cumplimiento de los objetivos de París”.

Luis Cabrera, que ha participado activamente en la COP 28, aportó algo de contexto al señalar que se trata del evento más complejo que tiene que organizar las Naciones Unidas, precisamente por la necesidad de alcanzar acuerdos por unanimidad de los 200 países, por lo que siempre va a haber alguien insatisfecho. “No podemos describirlo como un éxito pero sí alienta y da algunos titulares sobre la agenda de neutralidad climática para 2030 – 2050”, subrayó durante su intervención. En su opinión, ha sido “una parada intermedia” y es “muy relevante el propósito de triplicar los objetivos de energía renovable y duplicar los objetivos de reducción de consumo energético para 2030”.

Gonzalo Valencia recordó que los objetivos marcados por la Unión Europea son todavía más ambiciosos y animó a Cristina Lobillo a compartir las medidas que tiene previsto incorporar la Unión Europea para alcanzar las metas fijadas en la cumbre. Lobillo explicó que la UE tiene uno de los objetivos más ambiciosos en la reducción de los gases de efecto invernadero. Y recordó que hay dos propuestas fundamentales en cuanto a energías renovables y eficiencia energética. Además, según apuntó, desde abril se está trabajando en la Comisión Europea con multitud de países y ahora mismo cuentan con 135 países que consideran que el camino es triplicar las renovables y doblar la eficiencia energética. La misión ahora, según apuntó, es trabajar para ver cómo se implementan esos objetivos y cómo se cumplen de aquí a la siguiente COP.

En este contexto, Valencia incidió en que los acuerdos son ambiciosos y la apuesta es decidida, pero hay limitaciones de muchos ámbitos que se tienen que solventar con regulación: “¿Cuáles son las limitaciones que más afectan a los Estados miembros para poder conseguir estos objetivos de renovables y de eficiencia energética?”, planteó. A lo que Lobillo respondió que “las limitaciones que tenemos en la UE no son las mismas que en el resto del mundo. Hay que incrementar las inversiones y lo primero es crear el marco regulatorio adecuado para atraer esas inversiones”. Explicó, por ejemplo, que más del 30% de los fondos NextGen se tienen que dedicar a la transición energética, lo que ha llevado a que en los Estados miembros se introduzcan muchas medidas al respecto. Pero señaló que hay otro obstáculo: “En Bruselas hacemos la legislación marco, pero ahora cada Estado miembro tiene que desarrollarlo, y hay problemas como los plazos para lograr una autorización para instalar plantas de renovables (la media son siete años). Esto nos frena. Debemos adoptar medidas para reducir estos plazos”. A su modo de ver, este obstáculo, junto con el de cómo almacenar las energías renovables que se producen, son los dos principales retos que se plantean.

Desde el punto de vista del sector energético, Valencia identifica el mismo conjunto de preocupaciones: “Hay dos caminos: optimizar la regulación para que sea un camino más ágil y evitar el cuello de botella para que no se retrasen procesos”. A lo que Lobillo añadió que a las competencias al respecto de la UE se suman las de los diferentes Estados miembros e incluso, en el caso de España, las de las comunidades autónomas.

Mirando hacia los aspectos más relevantes que se deben tener en cuenta en el corto y en el largo plazo, Luis Cabrera incidió también en que “esta agenda que se diseña en la UE hay que bajarla a los Estados miembros. Desde el punto de vista de la COP y de los compromisos macro que conseguimos, el titular sería la descarbonización”. Según explicó, “las empresas están anunciando objetivos claros de descarbonización, como una ventaja competitiva y ahora toca ser consistentes en esos planes de descarbonización, lo que supone un gran reto para las empresas”. Y hay una última derivada que es el reporte, según concretó: “La UE obliga a estándares de cómo debe ser enfrentada la huella de carbono y nos consta que las empresas están viendo cuál puede ser su impacto con el objetivo de establecer las estrategias más adecuadas”.

Una crisis energética sin precedentes

Cristina Lobillo también espera “una revolución en la manera de consumir energía”. Afirmó que el foco fundamental estará en una transición de impacto medioambiental justa. Para ello, se mostró partidaria de plantear consultas públicas en las que los ciudadanos de la UE puedan opinar: “Creo que es una manera de ver cómo el ciudadano percibe esta transición energética”.

Gonzalo Valencia recordó que, efectivamente, el precio del gas ha tenido su repercusión en los ciudadanos: “El precio de la energía es clave a la hora de hacer análisis y a la industria también le interesa este tema para poder desarrollar un marco estable (no solo desde el punto de vista regulatorio sino también en atención al potencial precio de la energía)”. Sobre esta cuestión, Lobillo explicó que “España nunca ha recibido gas de Rusia, pero en otros países la situación ha sido bastante dramática”. Pese a todo, puso de manifiesto el giro dado en el último año: “El 40% del gas de la UE venía de Rusia, una cifra que se logró reducir al 8% el año pasado”. Esta crisis energética, recordaron, ha producido un incremento sin precedentes en los precios de la energía. “El año pasado llegamos a 300 euros MW/h. Yo nunca había vivido una tensión similar. Ahora el precio de la energía y del gas se ha estabilizado. La mejor manera de abaratar el precio en la UE es que avancemos en la producción de renovables. Más renovables y más eficiencia energética”, explicó Cristina Lobillo, que recordó que en un solo año se han aprobado siete paquetes legislativos para intentar buscar una solución a la crisis. “En la UE podemos estar orgullosos de encontrar caminos para afrontar la crisis. Ahora tenemos que poner el acento en las empresas, en la industria europea, garantizando también su competitividad”, insistió.

La importancia de los recursos humanos

Otro tema tratado durante el diálogo fue la necesidad de contar con recursos materiales y humanos para afrontar a gran escala toda esta transformación energética. Lobillo subrayó la importancia de contar con estudios universitarios para adaptarse a la transformación energética y también digital, para la formación de nuevas aptitudes con el objetivo de alcanzar la neutralidad energética para 2050. Y recordó que precisamente la UE acaba de alcanzar un acuerdo para la primera ley de inteligencia artificial: “La tecnología será también clave en todo este proceso; hay que empezar a reflexionar sobre todo ello”.

Cabrera situó la cuestión de la gestión de los recursos humanos adecuados para la transformación sostenible y la necesidad de manos en este proceso en el top 3 de aspectos que puede comprometer cumplir con los objetivos de 2030 y lamentó que “hoy en día el sistema académico no esté ofreciendo la formación adecuada a las necesidades de descarbonización, finanzas sostenibles y otros retos de la sostenibildad”.

Ante la pregunta de cómo dotar a los equipos de este conocimiento, planteada por Gonzalo Valencia, Luis Cabrera explicó que las empresas les trasladan “la falta de conocimiento y la falta de manos. Y esas manos hay que formarlas internamente. También es cierto que la regulación va muy rápido y todos los días tenemos que estudiar algo. Es un universo muy grande, muy regulado también, y tenemos que convivir con ello. Hay algunas empresas que empiezan a intuir que no conocen el alcance de lo que viene. La agenda se ha sofisticado mucho, los niveles de reporte son complejos y ahora las compañías tienen ante sí el reto de cumplir los objetivos que se han marcado”.

Finalmente, Cristina Lobillo cerró el diálogo explicando que en las propuestas que se han adoptado desde la UE en el último año, el acento se ha puesto en incentivar a las empresas: “Este proceso de transición energética y de descarbonización es imparable. Es una sensación que se percibe en todos los países, ocurre en el mundo entero, aunque obviamente las velocidades son diferentes, pero la legislación en la UE se centra en la necesidad de incentivar la competitividad de las empresas a través de los objetivos de sostenibilidad”. Recordó que en junio llegará un Parlamento europeo nuevo y se empezará a trabajar en nuevos objetivos. Mientras tanto, no habrá legislación nueva, sino que toca aplicar la ya aprobada.

“El objetivo es tan amplio y tan transversal que da la sensación de que falta tiempo, pero está claro que es algo imparable y la industria se tiene que ir adaptando”, concluyó Gonzalo Valencia.