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EURIBOR: el euro evita lo peor, pero queda mucho por hacer

España - 
Rafael González-Gallarza y Gonzalo García-Fuertes, socios del Departamento Mercantil de Garrigues.

Dos pasos cruciales para la ordenada implementación de un nuevo índice EURIBOR que cumpla con el Reglamento europeo sobre índices de referencia (BMR) acaban de darse. Por un lado, el administrador de EURIBOR, la entidad EMMI, ha sido autorizada y, por otro, se ha publicado recientemente la declaración oficial que describe la metodología y otras especificaciones técnicas del índice. Son hitos muy importantes, pero todavía existen riesgos legales y conviene estar más atento que nunca a la evolución en los próximos meses.

EMMI ha venido elaborando en los últimos años el actual índice EURIBOR, pero en base a una metodología que no cumplirá con el BMR; el plazo transitorio en el que el actual índice puede ser utilizado por las entidades financieras acaba el 31 de diciembre de 2019 (aunque existe un acuerdo político para su prórroga dos años más). En este sentido, EMMI ha trabajado en una metodología alternativa, llamada híbrida, que ahora se publica con el objetivo de que esté lista antes de que finalice 2019, buscando así una transición lo menos disruptiva posible.

Reforma y transición

Con la autorización y registro de  EMMI como administradora del índice, y con la publicación por ella de la declaración oficial descriptiva de las nuevas características del índice, se sientan las bases para el buen funcionamiento del futuro EURIBOR. Pero todavía no está operativo y deben concluir los trabajos que permitan la implantación de la nueva metodología y el comienzo de la publicación diaria del índice reformado antes de fin de año. El actual EURIBOR que ahora se viene publicando no es el índice totalmente reformado y está llamado a desaparecer.

Son muchas y muy importantes las implicaciones que puede tener la desaparición o mutación de un índice tan utilizado como EURIBOR y van desde los derechos y obligaciones de las partes en los contratos e instrumentos financieros que se referencian a él hasta la valoración contable de muchos elementos patrimoniales o los modelos de cálculo de las necesidades de capital de las entidades de crédito. La estrategia seguida respecto de EURIBOR persigue evitar su desaparición o sustitución completa por un nuevo índice y conseguir una transición suave hacia su reforma, mitigando así todos los posibles impactos.

No olvide leer la letra pequeña

Desde el punto de vista jurídico-contractual la diferencia entre (i) desaparición y sustitución y (ii) reforma y adaptación puede ser enorme. Los contratos e instrumentos existentes pueden contemplar el EURIBOR antiguo, pero pueden también prever la adaptación a un índice reformado con el que guarde suficiente identidad, evitando así una laguna en el contrato. Es relevante y positivo que el nombre del índice y su administrador sigan siendo los mismos y más aún que la realidad económica que mide siga siendo el coste de financiación no garantizada (unsecured) de las entidades de crédito en el euro mercado monetario. La declaración de EMMI ofrece ya una base para entender que estamos ante una evolución del mismo índice y no uno distinto.

Sin embargo, no se puede dar por hecho que todos los contratos e instrumentos resistirán sin incidentes la reforma. Hay que examinar cada cláusula y subsumir en ella la realidad de lo que ocurra finalmente. Principalmente, porque la reforma no parece venir acompañada de ninguna medida legislativa que prescriba imperativamente que las referencias contractuales a EURIBOR deben entenderse hechas al que resulte de la reforma.

No está todo despejado

Aunque lo descrito anteriormente son pasos importantes, el proceso de implantación no ha concluido y hay que seguir atentos al mismo. En este sentido, el BCE ha adviertido a sus supervisados que no den nada por hecho respecto del EURIBOR: su verificación no quedará despejada antes de fin de año y un grupo de trabajo sigue buscando índices alternativos por si acaso; más aún, el BCE advierte de que el futuro a largo plazo de EURIBOR depende de que haya suficientes bancos dispuestos a contribuir para su elaboración y apunta así hacia esta posible vulnerabilidad.

El BCE aprovecha también para recordar la situación del otro euro-índice relevante, EONIA, que sí desaparecerá a principios de 2022 y será sustituido por €STR, el nuevo índice over-night que lanzará y administrará el propio BCE, en octubre de 2019, en un proceso potencialmente más llamado a exigir renegociaciones contractuales y adaptaciones operativas dadas las diferencias entre ambos índices.

LIBOR: otra historia mucho más complicada

Si la situación de EONIA y de EURIBOR sigue exigiendo máxima atención y prudencia, la de LIBOR ofrece un panorama aún más desafiante: LIBOR, la familia de índices que mide el coste de financiación de los bancos globales en libras esterlinas, dólares y otras divisas sí parece llamado a desparecer en 2021. Los nuevos posibles índices alternativos, SOFR y SONIA, son bastante diferentes ya que se refieren únicamente a operaciones over-night y garantizadas. Aquí, los esfuerzos de adaptación y renegociación serán sustanciales. La SEC estadounidense, consciente de las amenazas para las financiaciones y posiciones en esas monedas, acaba de difundir una declaración en la que insiste en la seriedad y urgencia de la situación y de las múltiples medidas que deben adoptar todas las entidades bajo su supervisión.

También muchas entidades españolas y europeas tienen contratos e instrumentos referenciados a LIBOR y, por lo tanto, deben acelerar asimismo sus preparativos.